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5 jun 2012

¿DE QUÉ QUERÉS HABLAR MAMÁ? por Carmen Nani


Pobre vieja, piensa el hombre mientras dobla el diario. Mira hacia la calle; la luminosidad del día enciende su remordimiento. Es sólo un café, reconoce, se lleva el pocillo a los labios y el café le sabe amargo. Escucha cómo en una mesa del fondo, cuatro mujeres pasan la tarde. No necesita mirar para comprobar que son mujeres de la edad de su madre. Sin embargo, no
puede evitar hacerlo. Apoya la mano en el respaldo de la silla y gira totalmente. Las observa un rato largo; son efectivamente mujeres mayores que ríen, hablan, se miran y no reparan en él. Vuelve a enfrentar su mesa y pide otro café. Ve el diario que ha dejado al lado del cenicero 
y recuerda el artículo que acaba de leer acerca de la incomunicación. 
... CUANDO VERDADERAMENTE SE TOMA UN CAFÉ CON ALGUIEN, SE CAEN LAS MÁSCARAS QUE NOS DESFIGURAN... 
Podría darle el gusto, sigue pensando. Prende un cigarrillo y el remordimiento cede para dar lugar a la intriga; frunce el ceño: Somos tres hermanos, ¿Porqué justo yo? ...LAS MÁSCARAS CAEN...  Vieja caprichosa. Cientos de veces la he invitado un viernes por la tarde o un domingo, pero no, tiene que ser un sábado, y a la siesta... LAS MÁSCARAS QUE NOS DESFIGURAN... ¿Mantener un capricho durante seis años?, Duda.  Pero si no es un capricho, ¡Porqué cuernos tiene que ser ése día y a ésa hora!. No coincide tampoco con al muerte del viejo; él todavía vivía cuando la vieja empezó con esta persecuta. Termina el cigarrillo  y aplasta la colilla varias veces en el cenicero. Mi amigo diría que estoy haciendo transferencia o cambio de roles; pero tampoco puede molestarme tanto un pedido de la vieja. Ahora  destruye la colilla, que ya sin forma, recibe su bronca. Sí me molesta... SE CAERÁN LAS MÁSCARAS QUE NOS DESFIGURAN...
Artículo de porquerías; quién me manda  leer esas estupideces. ¿Me estaré volviendo viejo? Sigue pensando, mientras la jarana en la mesa del fondo lo conmueve. ¿Qué querrás hablar conmigo viejita, y un sábado a la siesta? ; sabés que es el único día que puedo dormir  un rato. 
Los chicos  van a los Scouts y Marcela siempre tiene algún programa, habla en silencio. Es el 
único día que disfruto de estar sólo, entonces viejita, ¿Qué es lo que querés decirme?... SE CAERÁN LAS MÁSCARAS... Tampoco estoy tan equivocado; Marcela me da la razón, y eso que la quiere a la vieja. Se llevan bastante bien, aunque de un tiempo a esta parte se ven poco y nada... MÁSCARAS QUE DESFIGURAN...  ¡Ah no vieja! Sin querer golpea la mesa con el diario del artículo. Lo que me falta es que te pongas en suegra y pretendas llenarme la cabeza; pero no puede ser. ¿Esperar un café durante seis años para ponerme en contra de Marcela?
Ya lo podría haber hecho, y de mil maneras.
Se sobresalta al escuchar el celular. “Habló tu vieja Pablo, que la llames. No, no me dijo para qué; sabés que a mí no me lo va a decir. Por el café del sábado. ¿Qué se yo? Porqué no te dejás de joder y le dás el gusto. Y sí, ya me tenés harta con hacerte el hijo perseguido. Pero más vale. Si no te molesta nunca. Dale che,  que éste sábado no te banco el cargo de conciencia”... MÁSCARAS QUE DESFIGURAN....
Deja el celular sobre la mesa. Sabe que tiene que volver a la clínica, pero la voluntad se le insubordina. Marcela, siempre tan práctica. Al recordarla tiene un mal presentimiento y su rostro desaparece ante el de su madre. Está bien vieja, éste sábado será el encuentro, decide. 
El gusto amargo se acentúa. Levanta el brazo, llama al mozo, pero no pide la cuenta sino un whisky. Vuelve a mirar al grupo de mujeres; se están despidiendo.
“Sí, soy Marcela. ¿Quién si no? ¿En menos de cinco días ya no  reconocés mi voz? Es una  broma. Sí, estoy bien. Feliz porque sólo faltan dos días para el sábado”
... SE CAERÁN TODAS  LAS MÁSCARAS... Toma un trago, se ahoga, tose. Mira a las otras mesas para ver si lo observan. Ya no queda casi nadie. Hasta las mujeres de la mesa de atrás  se han ido. Toma otro trago y marca un número en el celular. Parece mentira que necesite un whisky para llamarte viejita. Cuando cuelga, la culpa lo agobia. La vieja no se mostró feliz.
Diría que hasta dudó, como si  hubiera cambiado de opinión, piensa el hombre mientras
termina su whisky.  ... MÁSCARAS QUE NOS DESFIGURAN...
“Hable mamá. ¿Qué me quiere decir?” “Aquí no.” “Pero este café es muy lindo. Lo elegí pensando en que le gustaría.” “Gracias querido, pero vamos.  No quiero llegar tarde.” Él no entiende pero la complace. La lleva a la dirección que le ha indicado en un papelito. La imagen de su mujer, hermosa, saliendo de la casa para encontrarse con las amigas, y la de los  chicos, despidiéndose para ir a los Boy Scouts serpentean su enojo, que va creciendo como una víbora cuyo veneno descargaría sobre su madre; imagina la siesta que se está perdiendo. 
Sacude la cabeza como si así pudiera limpiarse la bronca. La mira, y la rabia desaparece al verla tan frágil, tan vieja. “Bueno mamá, ésta es la dirección de su papelito. Mateo T. de Alvear 251. Pero no veo ningún bar.”  “Lo sé. Esperá. Ya vas a entender. ” ...  SE CAERÁN  TODAS LAS MÁSCARAS... “Pero ya, vieja.¿Qué me quiere contar?”. “Esto.” Y la mujer señala con brazo tembloroso la entrada del edificio de enfrente. Su índice apunta a Marcela, entrando de la mano de un hombre que la besa como desde hace seis años.


LA ESPERA
Ediciones del Boulevard
También publicado en Córdoba  Literaria.-

¡Que lo disfruten! 
Carmen


7 comentarios:

Angelina dijo...

Muy bueno ese cuento, Carmen! Qué final!... Me quedé pensando en las madrecitas, que las hay las hay, jaja. Qué bien armado ese Blog. Por favor, felicitá a todo el equipo. Muy buenos los trabajos de tus compañeras. Que tengas un lindo domingo.
Un abrazo, Angelina.

Delia dijo...

HERMOSO CUENTO AMIGA !!!!!!! LAMENTABLEMENTE SON MUCHOS LOS HOMBRES QUE PREFIEREN DORMIR LA SIESTA........SIN PALABRAS !!!!!!!!!! ME ENCANTO!

María E. dijo...

Maestra! Nuestras madres eran sabias! Un muy buen cuento potenciado por el recurso de la frase que va horadando la cabeza hasta el desenlace. Felicitaciones Car!

Titi dijo...

Cuàntas máscaras caen amiga,gracias por enviàrmelo,este y Cìrculo cerrado son mis favoritos,felicitaciones!
Titi

Piel de lechuza dijo...

¡Gracias Delia! Muy agudo tu comentario... muy irónico; muy bueno. Gracias otra vez,amiga.
Hasta la próxima
Carmen

Piel de lechuza dijo...

¡Titi querida!}
¡Mi seguidora número uno!
Gracias por tus valiosos e infaltables comentarios.
Cariños,
Carmen

Piel de Lechuza dijo...

Cómo se extrañan
las madres,no ME?
Gracias por tu comentario;
hace hincapié en un recurso
que tengo abandonado...
Un beso
Carmen